Consulta Ginecológica
¿Qué es la consulta ginecológica?
Uno de los médicos que las mujeres visitan con mayor regularidad es la ginecóloga. Gracias a las revisiones ginecológicas es posible prevenir y solucionar enfermedades. Estas son las pruebas que realizará la ginecóloga en una revisión rutinaria.
Cuando una mujer va a una consulta ginecológica (a no ser que sea por un problema específico), el ginecólogo procede con una revisión rutinaria. En primer lugar, se pregunta a la paciente sobre algunas cuestiones relacionadas con la regla, por ejemplo: cada cuantos días tiene el periodo, si las reglas son abundantes o no, cuantos días le dura, si sufre alguna molestia o dolor, etc. También, se le harán preguntas sobre otro tipo de cuestiones como uso de anticonceptivos o relaciones sexuales. Algunos ginecólogos empiezan la consulta pesando y tomando la tensión a la paciente, detectando de esta forma problemas que se remiten al médico de cabecera
Toda esta información es de gran utilidad para el ginecólogo a la hora de valorar el estado de salud de la mujer y ofrecer soluciones, fomentar buenas costumbres y evitar hábitos tóxicos, sobre todo cuando se planifica un embarazo. Pero, sobre todo, las visitas rutinarias al ginecólogo permiten diagnosticar patologías y prevenir problemas como anemia, menopausia precoz, endometriosis, incontinencia urinaria, problemas de fertilidad o en las relaciones sexuales.

¿Qué se observa en una consulta ginecológica?
En la consulta, a menudo el ginecólogo solicita un análisis de sangre para valorar el estado general de la paciente y ver sus niveles de colesterol o glucosa.
Se controla mediante exploración mamaria para detectar nódulos que acostumbran a ser benignos en mujeres jóvenes. A partir de los 40 años se puede realizar periódicamente una mamografía para diagnosticar de forma precoz el cáncer de mama, que por desgracia es muy frecuente, pero por suerte, diagnosticado en fases iniciales, tiene una tasa de curación altísima. De ahí la importancia de la revisión preventiva, también para detectar otras alteraciones mamarias.
La ecografía mamaria también es de utilidad, pero no sustituye a una mamografía, más bien se indica para el diagnóstico de patologías benignas en pacientes jóvenes y como complemento a una mamografía si la pretensión es hacer el diagnóstico precoz del cáncer de mama.
Por último, es posible que el ginecólogo le enseñe a la paciente técnicas para autoexaminarse las mamas en busca de irregularidades.
Es una sencilla prueba diagnóstica que consiste en tomar una muestra por cepillado de las células del cuello uterino por vía vaginal. Posteriormente, se remite al laboratorio donde se evalúan las características celulares.
Cuando existe una infección por el virus del Papiloma Humano esas células se ven alteradas provocando una lesión que puede llegar a evolucionar en un cáncer. No obstante, detectado precozmente podemos tomar las medidas oportunas para evitar su progresión o incluso prevenir la aparición del verus. Por eso es tan importante ir a las consultas ginecológicas.
El tacto vaginal bimanual es algo rutinario en el transcurso de una revisión ginecológica. Con esta exploración se valora la flexibilidad y movilidad de los órganos genitales internos y su tamaño.
Es otra exploración que puede no ser imprescindible, pero que nos da una valiosa información de forma inocua. La exploración mediante ultrasonidos de la pelvis por vía transvaginal nos ofrece imágenes anatómicas muy precisas del útero, los ovarios y las vísceras contiguas, siendo de gran utilidad para diagnosticar patologías ginecológicas.